Esta calificación fue ameritada tras conocer que en el país cerca de 500 mil niños de entre 12 y 14 años de edad realizan labores en condiciones infrahumanas. Y como no adjudicarnos este título, si ya son más de 100 mil niños en situación de abandono los que hay en todo México, situación que los pone vulnerables ante agresiones físicas, emocionales y sexuales.
Definitivamente existen temas relacionados con la infancia en México que son importantes y determinantes para el futuro de este país, por ejemplo: el niño trabajador como un fenómeno social que se presenta en muchos lugares del territorio nacional. Así como también el niño migrante, los niños que padecen enfermedades y particularmente infecciones de transmisión sexual como el VIH, el niño y/o adolescente víctima de adicciones, entre muchos más problemáticas que se nos han hecho "normal" y cotidiano ante nuestros ojos.
Un niño hace lo que aprende
Existen instituciones como Casa Alianza con más de 20 años sirviendo y reintegrando a niños, niñas y adolescentes en situación de abandono, y han obtenido gran experiencia que les ha permitido conocer a detalle todas y cada una de las problemáticas que vive esta población.
Casa Alianza considera que de estas problemáticas "aparentemente aisladas" hay una que los abarca a todos, y que encierra la tragedia que vive un niño víctima de abandono extremo en el que se conjugan situaciones de violencia, pobreza, pocas oportunidades de educación integral y educación formal y a la educación en valores que tradicionalmente han dado las familias en México.
Los índices de violencia han entrado en un círculo vicioso del que está siendo muy difícil salir y las personas se ven atrapadas en un vacío de soledad, frustración, desesperación e impotencia que los vuelve incapaces para cuidarse ellos mismos, y mucho menos a otros.
Todo esto enmarca un panorama muy complicado cuando se trata de buscar la solución, ya que se necesita enfocarla desde muchos ángulos en donde la participación de la sociedad en su conjunto, sin dejar a ningún actor fuera como: gobierno, escuelas, iglesias, empresarios etc., es fundamental, y esa articulación lamentablemente todavía no la podemos lograr.
La cuestión de la niñez desamparada, como suele llamarse a este fenómeno, es multifactorial como se puede ver y da como resultado la existencia de un niño o niña que tiene que abandonar su casa, a su familia y a su espacio seguro en el que teóricamente debía desarrollarse como persona integral.
Cuando él o ella tiene que tomar esa decisión, es porque las cosas ya son inmanejables, y porque la fantasía de que en la calle las cosas pueden ser mejores existe en muchos casos, sabe que en las calles hay más como el o ella, y de alguna manera eso ayuda a fomentar la idea de que conseguirá algunos lazos de apoyo emocional necesarios en ese momento.
Son momentos muy angustiosos los que vive esta población a una edad en que todo se ve muy complicado, la pubertad y/o adolescencia, y mucho peor, cuando son niños más pequeños, ya que la vulnerabilidad aumenta considerablemente.
La tercera generación, niños sin derechos
Las calles de México están repletas de muchos adolescentes de entre 12 y 18 años, y de niños entre 10 y 12 años. Lo peor es que también hay muchos bebés, hijos de niñas y jóvenes que están en situación de calle.
El número de embarazos es increíblemente alto, y el panorama para estos bebes es bastante desolador, ya que difícilmente conocerán lo que es vivir en una casa, asistir a la escuela, jugar, y disfrutar de los beneficios que vive una familia y en un espacio de por lo menos 4 paredes ya que proviene de una mujer que vive en situación de calle. La atención para ellos es nula; y la que recibe de instituciones privadas y gubernamentales de asistencia y de derechos humanos ha estado enfocada en los derechos de las jóvenes madres, y muy pocos en los derechos de los bebés que no pueden exigirlos.
En la calle el niño y/o niña, encuentra apego a un grupo que lo recibe, sabe que no se va a morir de hambre, realmente aprende a conseguir lo que necesita, desde su óptica, sin mucho problema aparente, pero y a un altísimo costo emocional ya que tiene que entrar a las reglas de la calle y eso es muy doloroso y desgastante, frecuentemente corre un riesgo de vida.
Así llega la droga, la explotación sexual, la laboral, la enfermedad física, la soledad aún mayor de la que sentía porque ahora ya perdió su dignidad de persona pues sin saberlo, en la calle se violan todos sus derechos sin remedio alguno aparente, y está en un callejón sin salida y sin esperanza; este es el panorama en el que los encontramos e iniciamos nuestro trabajo.
Un recurso altamente productivo
La importancia que para Casa Alianza tiene atender a esta población radica en que estas generaciones de niños y niñas están viviendo en circunstancias totalmente desfavorables para ellos mismos y para la sociedad, y solo se está perpetuando un circulo disfuncional de convivencia social que impedirá el sano desarrollo.
La productividad y la posible felicidad de ese individuo y las personas que le rodean, así como sus relaciones, serán completamente destructivas y su incapacidad se traducirá en violencia y deterioro social lo cual acarrea a mediano plazo un deterioro que se extiende a otras esferas sociales que empiezan a sentir los efectos de la existencia de una población marginada, resentida, sin sueños, enferma, y al final, completamente rechazada creando un circulo vicioso que no se puede remontar favorablemente.
Su expectativa de vida es corta y eso también es un problema, aunque alguien lo puede ver como una ventaja desgraciadamente porque no han podido constatar los grandes recursos que esta población puede tener para salir adelante si se le sabe encausar correctamente con mensajes claros que les haga descubrir su propia fuerza, la misma que usaron para decidir que no merecían la situación tan caótica que abandonaron al dejar a su familia; su capacidad de adaptación, resultó magnífica en ese momento y sobrevivieron..
"De la calle", indiferencia social
Precisamente sobre su atención es que no nos ponemos de acuerdo en este momento; hay quienes siguen pensando que llevarles todo a la calle es la opción, argumentando que "tienen derecho"; hay otros que consideramos que precisamente porque tienen derechos, debemos articular un esfuerzo común en el que el mensaje sea uno solo hacia los niños, "tu vales, por lo tanto, puedes trabajar duro para conseguirlo", ofrecer herramientas y oportunidades que favorezcan el sano desarrollo basado en responsabilidad, compromiso, solidaridad, corresponsabilidad y otros valores, debería ser la pauta para dicha coordinación; estamos muy lejos de lograr esto.
No existe un proyecto de sociedad que nos describa a que aspiramos; por ejemplo el término "de la calle", que nosotros estamos luchando para erradicar para describir esta población en situación de abandono social, lo consideramos inadecuado en la actualidad, aunque en el pasado sirvió para atraer la atención a un sector o fenómeno social que aparecía y que era necesario atender.
Hoy en día este término está rebasado, discrimina, favorece el paternalismo que paraliza a las personas y sobre todo cuando su autoestima es tan baja, y produce una postura irresponsable desde la sociedad ya que lo de la calle es de todos y de nadie, así que no se sabe quien se tiene que hacer cargo, y por eso el problema no se ve y mucho menos se atiende.
Ya es hora de que nos pongamos de acuerdo y unamos esfuerzos por el bien de nuestros niños, hagamos valer su derecho a disfrutar de una vida digna. Abramos los ojos, todos los niños son iguales, tienen los mismos derechos de salud, educación, de jugar, soñar, reír, y de gozar cada etapa de su vida como corresponde.
Hagamos que su niñez y adolescencia sea igual o mejor que la nuestra, preparémosles para vivir sin violencia, explotación, discriminación ni nada que les robe su inocencia ni felicidad. Porque ellos lo necesitan y nosotros lo podemos hacer, por el bien de ellos y de nuestro país.
¡Pongámonos a trabajar! www.casa-alianzamexico.org comunicacion@casa-alianzamexico.org
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