lunes, 25 de julio de 2011

Dirán que soy rechismoso pero Lectio Divina

Vive Chimalhuacan en bellas artes http://bit.mx/chi Game over 2 Corintios 4, 7-15
Hermanos: Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos. Por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos. Nos abruman las preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos vemos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no vencidos. Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en nuestro cuerpo, para que en este mismo cuerpo se manifieste también la vida de Jesús. Nuestra vida es un continuo estar expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes, la vida. Y como poseemos el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: Creo, por eso hablo, también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con ustedes. Y todo esto es para bien de ustedes de manera que, al extenderse la gracia a más y más personas, se multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.


+ Meditatio

Antiguamente se hablaba de la salvación como algo que sucedía para el alma; la salvación que Dios nos daba o brindaba lo hacía en miras a nuestra alma. Los sacerdotes hablábamos de la salvación de las almas o se llevaban a cabo obras de piedad o misericordia para el bien de las almas. Hoy, valorando el hecho y acontecimiento de la resurrección, pensamos y hablamos de una salvación integral. Pensamos en el hombre total e íntegro como el motivo del misterio salvador de Cristo. El cuerpo también es objeto de la salvación divina, pero lo que Dios nos ha dado en Cristo, es más valioso que la vida humana corporal, por eso dice el apóstol que las riquezas a las que nos hemos hecho acreedores por el acontecimiento Cristo están contenidas en una vasija de barro. Pero dicho tesoro, también bendice al contenedor, tal como Jesús decía del tesoro del templo, de la ofrenda del altar y de Dios que pone sus pies en el mundo. La santificación del hombre viene dada por todas esas cosas santas que Dios nos ha dado: la filiación divina, los sacramentos y el don del Espíritu Santo. Todo es el tesoro que llevamos en nuestro propio cuerpo, pero nuestro cuerpo está bendito por todas esas gracias. No es algo que se haya de rechazar, mortificar por gusto o lastimar. Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Y la vocación del hombre entero (alma y cuerpo) es gozar de la resurrección que Dios nos ha anticipado con la de su propio Hijo. Eso nos da la certeza de que Dios jamás nos olvida ni nos abandona, aunque el dolor, el sufrimiento y las adversidades nos ataquen por todos los frentes, Dios siempre está para liberarnos de todo mal.


+ Oratio

Señor Jesús que, al hacerte hombre has querido hacernos dignos de la presencia amorosa del Padre en nuestras vidas y, para llevar a la perfección nuestra vida, nos has dado a tu Espíritu Santo, haz que seamos dóciles a sus mociones y hagamos siempre aquello que es del agrado de tu Padre por los siglos de los siglos. Amén.


+ Operatio

Dedicaré unos minutos a reflexionar en aquello que sea grato a Dios en cada una de mis acciones del día.

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El Evangelio de hoy

Mateo 20, 20-28
Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?". Ella respondió: "Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino". Pero Jesús replicó: "No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?". Ellos contestaron: "Sí podemos". Y Él les dijo: "Beberán el cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado".

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos".


+ Reflexión

Una de las imperfecciones que causan mucho retraso en la vida espiritual y que se mezclan de manera muy sutil en nuestra vida es la envidia. Es increíble que aún como cristianos no sepamos alegrarnos de los bienes y de las bendiciones que reciben nuestros hermanos, sino que en ocasiones incluso sentimos hasta coraje de que Dios los haya bendecido. Y esto no sólo en el plano económico, sino como nos lo presenta hoy el Evangelio, en el ámbito social, que se extiende hasta el religioso.

Esto, como nos lo dice Jesús, es entendible que se presente entre los paganos, en los que no están llenos del amor de Dios pero, ¿en nosotros? lógicamente esto genera críticas y enemistades. Qué diferente sería nuestra vida, si al ver que uno de nuestros hermanos recibe una bendición, diéramos gracias a Dios por ser bueno, aun con los que "según nosotros" no merecerían tal o cual favor; o si en lugar de entristecernos nos alegráramos al compartir la felicidad de quien se ha visto favorecido con un don o con una gracia; si en lugar de desacreditar a nuestro hermano, buscando todos sus defectos, reconociéramos que nosotros no somos mejores y que Dios, como Padre bueno, da a cada uno no como merece, sino sobre la base de su infinito amor. Seguramente que nuestra vida estaría llena de paz y de alegría. Cambia tu actitud y "verás cuán bueno es el Señor".

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

para rematar fallas en el equipo de Eruviel Ávila - Roberto Calleja Ortega lea mas... http://bit.mx/rco

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