Cabe mencionar que este alimento puede formar parte de los platillos decembrinos en torno a los cuales se reúne la familia mexiquense, pues además del sabor que proporciona, cada 100 gramos de nopal aportan 27 kilocalorías, además contiene minerales como hierro y calcio, así como aluminio, manganeso, sulfatos y fosfatos en menores proporciones.
Adicionalmente posee vitamina A, B1, B2 y C. Es de destacar que 10 por ciento de su peso está conformado por hidratos de carbono. La fibra de tipo soluble que tiene en abundancia contribuye el buen funcionamiento del intestino, ayudando a la digestión, además de actuar como absorbente de grasa, sustancias biliares, colesterol y glucosa.
La especie más conocida y comestible es el nopal común o de castilla; las pencas llamadas tlaconopal son perfectas para cocinar porque son muy carnosas, con pocas espinas, no tienen sabor agrio y segregan poca baba; el nopalito cambray es la especie más tierna, pequeña y delgada.
Cuando la penca ha madurado brotan las tunas de las que hay más de 33 variedades de diferente calidad, sabor y color; el nopal requiere pocos cuidados y se reproduce con rapidez; en una hectárea se pueden obtener hasta 8 toneladas de pencas tiernas en una semana y una sola planta puede producir hasta 20 kilogramos de tunas al año.
El nopal pertenece a la familia de las cactáceas, es originario de las regiones desérticas de México. Se adapta fácilmente a cualquier clima y se caracteriza por tener tallos carnosos en forma de raqueta, llenos de aréolos. El nopal está compuesto en 90 por ciento de agua, puede sobrevivir en regiones donde las lluvias son escasas y en clima seco y caliente.
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