El pasado 14 de abril, agentes del Ministerio Público de la Fiscalía Especializada contra Delitos cometidos por Fraccionadores de Texcoco, peritos en ingeniería civil de la Procuraduría, autoridades del Ayuntamiento de Chimalhuacán, cuatro Agentes Ministeriales, asesores jurídicos, inspectores y notificadores realizaron una inspección en la zona conocida como La Ladera, para dar fe de que se están construyendo nuevas viviendas sobre la zona de riesgo.
Durante el recorrido las autoridades se percataron que en una obra se violaron dos sellos de suspensión que anteriormente habían sido colocados, y el avance de la construcción ya es mayor, por lo que procedieron "a levantar una denuncia ante el Ministerio Público por quebrantamiento de sellos", informó la licenciada Nancy Villegas, asesora del Ayuntamiento.
En especial en el caso del asentamiento irregular de La Ladera, en el año 2007 el municipio inició un procedimiento administrativo. La asesora del Ayuntamiento, informó que en esa ocasión "se procedió a la suspensión de las construcciones, se ordenó la demolición de cinco casas, pero las personas se inconformaron ante el Tribunal Contencioso y este decretó la invalidez del procedimiento".
No obstante, el Ayuntamiento volvió a instaurar el procedimiento en el 2010: "realizamos visitas de verificación y notificamos a los poseedores acerca del riesgo que corren al estar asentados en una ladera, debido a que el uso de suelo de la zona no es habitacional".
Aunque el procedimiento continúa, como asegura doña María González y varios de los vecinos, no se ha regularizado la situación debido a que los lotes siguen siendo vendidos por Román Canto Hernández (y su hija, Alba), de quien se sabe que este último es socio de Guadalupe Buendía Torres "La Loba", de quien sigue siendo lugarteniente en Chimalhuacán.
Canto Hernández ha sido señalado en varias ocasiones por vender terrenos ilegales ubicados en zonas de alto riesgo como laderas y barrancas, bajo la promesa de que en poco tiempo contarán con escrituras. Los lotes están ubicados en pendientes, voladeros y barrancas de las colonias Acuitlapilco, La Ladera, Tepenepantla y Copalera, tienen una superficie de 160 metros cuadrados y un costo que va de los 90 a los 200 mil pesos.
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