Al presentar el plan de salvamento, propuso crear un Fideicomiso que financie proyectos productivos que reactiven la economía y de a los pequeños negocios condiciones de subsistencia frente a la expansión de las grandes cadenas de autoservicio que están obligando a quebrar a estos pequeños negocios.
Al dar un mensaje en las dos asambleas delegacionales realizadas en Miguel Hidalgo e Iztacalco, las cuales cierran el ciclo de 16 que realizó la Agrupación Política Local, Ortega Cuevas subrayó que "una de las principales preocupaciones planteadas por la gente es mantener el empleo, combatir la carestía en alimentos, productos de primera necesidad y en los servicios; pues ya no hay dinero que alcance para sostener a las familias".
Ortega Cuevas expresó: en lo que va del año, llevamos el cuarto aumento a los combustibles, situación que afecta a la alza al transporte de carga y por tanto constituye la primer fase de la espiral inflacionaria para la distribución de alimentos en la Ciudad de México.
Los comerciantes aseguran que debido a la constante escalada de precios en productos como la tortilla, leche, carne, pollo, verduras, legumbres, entre otros, se ven obligados a aumentar los precios en productos de primera necesidad. Este deterioro se ha agudizado con la competencia de las cadenas de tiendas de autoservicio, que pueden ofrecer mejores precios que los que se encuentran en los mercados y tianguis de abasto popular.
Frente a esta situación, Joel Ortega Cuevas presentó cuatro planteamientos enfocados a lograr un desarrollo y fortalecimiento económico que recupere competitividad del sector social que se dedica al abasto:
Primero. Desarrollar una Red de Transporte de Distribución de Alimentos de los productores que hay en la Ciudad, y de los que hay en la Central de Abastos, hacia cada uno de los mercados públicos, y establecer puntos de distribución móviles en cada barrio, pueblo, colonia y unidad habitacional a precios accesibles, en donde se proteja la economía de la gente de más bajos recursos.
Segundo. Para recuperar competitividad de los Mercados Públicos hay que mejorar su infraestructura, los servicios como la iluminación, limpieza y seguridad. Depurar los permisos otorgados, pues es práctica común la acumulación de los mismos por grupos de comerciantes que se resisten a cualquier reestructuración de giros mercantiles y a una competencia sana. Existen casos en donde locatarios dedican más tiempo a sus puestos en los tianguis o a aquellos que ofertan en la vía pública.
Tercero. Con el apoyo de la Asociación Mexicana de Bancos, instalar cajeros automáticos en la totalidad de los 318 mercados públicos, y que en ellos se distribuyan terminales remotas para que los locatarios puedan aceptar las tarjetas de los programas sociales de la Red Ángel que emite el Gobierno de la Ciudad.
Cuarto. La creación de un Fideicomiso que facilite el acceso al crédito con tasas de interés bajo a las pequeñas y medianas empresas, y de comerciantes, que propicien la reactivación económica, mantengan las fuentes de empleo y generen una distribución más justa y equitativa.
Ortega Cuevas explicó que el objetivo de la Red de Transporte de Distribución de Alimentos que se propone esté a cargo del gobierno de la Ciudad, es para bajar los precios de los alimentos y productos de primer necesidad al público; crear fuentes de empleo; cooperativas o microempresas familiares que ya trabajan en cadenas de abasto de alimentos y fortalecer los mercados públicos.
Sobre los mercados públicos, subrayó que están semi abandonados y olvidados ante la supremacía de las grandes cadenas de tiendas de autoservicio. Dijo en este tema, que la discusión de la futura norma 29 que se discute en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, debe crear mecanismos de compensación que protejan a los pequeños comercios.
También consolidar la figura del mercado público que da identidad y cultura a los barrios y colonias de la Ciudad, mediante una planeación urbana en la que coexistan todos, con reglas claras como ya se ha hecho en naciones europeas.
Subrayó que la autoridad tiene que mejorar los espacios físicos directamente con la gente que ahí trabaja. Ortega dijo que de la actividad comercial de los 318 mercados dependen más de 80 mil familias; sin embargo, han perdido importancia en el sistema de abasto y distribución de alimentos de la capital, debido a la falta de inversión y la promoción gubernamental en ellos.
Sostuvo que a la fecha, la ALDF no ha actualizado la normatividad en materia de mercados públicos, pese a que existen iniciativas y propuestas desde la primera legislatura (1997-2000), lo cual debilita a los locatarios, genera una caída en la economía regional y una disminución de consumo en tiendas de abarrotes, panaderías farmacias, papelerías y misceláneas frente a la creciente instalación de las grandes cadenas comerciales.
El problema de la carestía de este año, dijo ante centenas de asistentes a las asambleas delegaciones, es que en los últimos dos años se percibe más, no solo por las quejas de los ciudadanos o la cuesta del arranque del año, sino por la crisis económica que ha alcanzado a sectores de las clases medias y a la casi inexistencias de programas de empleo bien remunerados.
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