Esta frase puede leerse a la entrada de la primaria Copiapó, en la unidad habitacional Vicente Guerrero, de Iztapalapa, en una escuela llena de simbolismos e historia que poco se conocen.
Junto a la placa conmemorativa, destaca un busto de Salvador Allende, presidente socialista de Chile que fuera derrocado mediante un golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973, a manos del general Augusto Pinochet, quien ordenó la muerte de miles de chilenos durante casi veinte años de dictadura militar.
Y acompañando a estos dos elementos históricos, está una obra que también forma parte de la historia del arte en México: el último mural que pintó el muralista David Alfaro Siqueiros, realizado en 24 horas, como homenaje a la comunidad chilena que se solidarizó con México y, algo fundamental: que sería inaugurado, junto con esta gigantesca unidad habitacional el 2 de diciembre de 1973 por un Luis Echeverría y el entonces presidente chileno Salvador Allende Gossens, quien en esa visita a nuestro país dictaría un histórico discurso en la Universidad de Guadalajara, en el auditorio que hoy lleva su nombre.
Todo un conjunto de datos y elementos históricos que se conjugan en la supermanzana 3 de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero, en la que, el pasado 10 de septiembre, a menos de 500 metros de la primaria Copiapó, se inauguró la muestra fotográfica "El 11-S que marcó a Latinoamérica: del golpe de Estado contra Salvador Allende a la muerte del tirano Augusto Pinochet", en la que se presenta el trabajo fotográfico realizado por Marco Ugarte durante los años de la cruenta dictadora que dejó más de 30 mil muertos en esa nación sudamericana.
La muestra expone imágenes que captó Marco Ugarte apenas pasado el golpe de Estado contra Salvador Allende, otras del dictador Augusto Pinochet en diversos momentos del gobierno militar y momentos de la cruenta represión en las calles como periodistas golpeados, mujeres que salieron a la calle a exigir la presentación de sus hijos o esposos desaparecidos, estudiantes caídos o en lucha contra los Carabineros, y tantas otras imágenes que nos remiten a esa oprobiosa parte de la historia chilena que no es sólo propia de ese país, sino de muchas otras naciones latinoamericanas víctimas de dictadores al servicios de los intereses norteamericanos.
Respecto al mural de Copiapó, el crítico de arte Alberto Híjar publicó en el Correo Ilustrado de la Jornada (17 de octubre de 2010) una carta en la que señaló: "El alcalde de Copiapó convoco a su pueblo entre 1861 y 1862 para solidarizarse con la República defendida por el presidente Benito Juárez contra la invasión francesa. Años después, pocos meses antes del golpe militar que lo depuso, el presidente Salvador Allende inauguró el 2 de diciembre de 1972 el último mural de Siqueiros, ya muy enfermo de cáncer. Siqueiros pintó en 24 horas un mural de 2.74 x 1.95 m. Leticia López Orozco lo describe como amplios trazos volumétricos, vigorosos y en movimiento (que) entrecruza las líneas curvas para formar el paisaje montañoso y árido con la policromía característica del pintor: azules, grises y tierras que en este caso alude a los colores de los metales que extraen de la mina de Copiapó". revistas.unam.mx/index.php/cronicas/article/download/17255/16432)
La exposición fotográfica para recordar al presidente Salvador Allende, se presenta en el Centro Cultural Iztapalapa, ubicado en Antonio Díaz Soto y Gama, sin número, en la manzana que comprende también las calles de Carlos L. Gracidas, Combate de Celaya y Campaña del Ébano, a unos metros de la Secundaria Técnica Salvador Allende y de la Escuela de Formación Deportiva Salvador Allende, en la Unidad Habitacional Vicente Guerrero. A menos de 500 metros de la primaria Copiapó. Vale la pena hacer el recorrido completo. Se montó el pasado 10 de septiembre y permanecerá ahí hasta el 9 de octubre.
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