jueves, 8 de septiembre de 2011

Poesia para los poetas y para las cartas de amor, aunque salga un bodrio, pero solo el tiempo dirá si esto es relevanta para lo que les voy a contar mirenNo se necesita de todo un pueblo para criar hijos, según estudio de la UM

Alcalde de Chimalhuacan cumple infraestructura http://bit.mx/ch1 Las peripecias de un bloggero caray que cosas ANN ARBOR, Michigan.— Después de todo no se necesita de todo un pueblo para criar un hijo según una investigación de la Universidad de Michigan.

"En las aldeas africanas que yo estudio en Mali los niños se las arreglan tan bien en las familias nucleares como en las familias más extensas", dijo la investigadora de la UM, Beverly Strassmann, profesora de antropología y docente asociada en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la UM. "Existe esta creencia ingenua de que en las aldeas el pueblo entero cría a los niños y niñas de manera comunitaria cuando, en realidad, a los niños los crían sus propias familias y su supervivencia depende, esencialmente, de la supervivencia de sus madres".

Strassmann publicó recientemente estudios que proporcionan los primeros datos empíricos sobre dos pilares teóricos de la creencia de que se necesita un pueblo entero para criar un hijo. Una de esos pilares es la hipótesis de la abuela: la idea de que es más probable que un niño sobreviva si la abuela está cerca.

La otra es la teoría de la crianza cooperativa, que se sustenta en estudios del comportamiento animal según los cuales en una amplia variedad de aves, incluido el Aphelocoma californica, y en muchos mamíferos, como la mangosta, algunos adultos pueden postergar su propia reproducción para ayudar en la crianza de los hijos ajenos.

"Algunos investigadores han sugerido que los humanos también pueden ser una especie de crianza cooperativa", dijo Strassman, quien observa del comportamiento humano desde la perspectiva de la biología de evolución. "Pero las pruebas muestran que éste no es siempre el caso, y que puede haber un grado muy alto de competencia y coerción dentro de las familias".

En un estudio que se publica este verano (hemisferio norte) en la revista Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, Strassmann analizó los datos sobre la supervivencia de los hijos en varias estructuras familiares recogidos durante su estudio de 25 años y que continúa del pueblo Dogon, en Mali, África Occidental, una sociedad agrícola tradicional en la cual los recursos son escasos y la mortalidad es elevada. Al igual que muchos grupos humanos del pasado la sociedad Dogon es patrilineal y se caracteriza por una estrecha red de relaciones establecida mediante los padres. Los dogon practican la poliginia y no usan anticonceptivos; las mujeres dogon dan luz a un promedio de nueve hijos.

El estudio de Strassmann es la única investigación, hasta la fecha, sobre este asunto que es a la vez de naturaleza prospectiva y que controla por variables que pueden confundir, como la riqueza de la familia y la estructura familiar, que pueden afectar la supervivencia del hijo.

En los 1.700 niños Dogon que ella observó, Strassmann encontró que sus probabilidades de morir antes de los cinco años de edad eran cuatro veces mayores si sus madres habían muerto. "Entre los Dogon es sólo la madre la que es esencial para que el niño sobreviva los años primeros", dijo Strassmann.

"El que haya otro adulto en la familia no mejora la supervivencia de un hijo", añadió. "Aunque es importante señalar que estas conclusiones se refieren a la supervivencia del niño hasta los cinco años, y no se refieren al valor que tenga la presencia de abuelos o abuelas más adelante".

"Los hijos tienen un 52 por ciento menos de probabilidades de morir si han fallecido sus abuelos paternos. ¿Por qué? Porque en una sociedad patrilineal es probable que los abuelos paternos vivan con el niño y compitan por los escasos recursos".

En otro estudio, que se publica este verano en Human Nature, Strassman y la investigadora del ISR, Wnedy Garard, investigaron más a fondo la validez de la hipótesis de la abuela. Este estudio involucró un meta-análisis de estudios publicados y hechos a lo largo de varios siglos en 17 sociedades patrilineales de África, Asia, Europa y América del Norte.

"Nuestro análisis mostró que los abuelos que realmente vivían junto con sus nietos no tenían un efecto beneficioso sobre la supervivencia de los nietos", dijo Strassmann. "Los abuelos que no vivían con sus nietos a veces sí tenían un efecto positivo porque no competían por los recursos que son escasos".

"La crianza cooperativa no es algo universal, un patrón evolucionado", añadió. "En cambio lo que hay es una enorme diversidad en el conjunto de sistemas de familia exitosos en los humanos. Por ejemplo en Estados Unidos hay una gran proporción de familias nucleares y madres solteras. Ciertamente muchos niños de madres solteras no solo sobreviven sino que tienen éxito. Basta ver a Bill Clinton y Barack Obama".

"La crianza cooperativa no ayuda a entender, las sociedades del siglo XIX, por ejemplo en Irlanda donde el matrimonio se postergaba hasta los veinte avanzados o los treinta años de edad debido a la escasez de granjas para heredar. En estas sociedades los individuos célibes a menudo trabajaban las granjas de sus hermanos como ayudantes, y podrían compararse con las aves de crianza cooperativa que demoran su reproducción y funcionan como ayudantes en el nido de sus padres cuando el hábitat está saturado y todos los sitios de nido están ocupados. Sin embargo la crianza cooperativa no encaja en muchas otras sociedades tales como la que estudio en África".

En su estudio de los dogon, Strassmann encontró que el riesgo de muerte de los niños es más alto en las familias polígamas que en las monógamas. Esto refleja el riesgo de vivir con mujeres no emparentadas cuyos propios hijos compiten por recursos limitados con los hijos de las otras esposas.

En apoyo de esta conclusión Strassmann cita la "Regla de Hamilton", establecida en la década de 1960 por el biólogo de evolución británico W.D. Hamilton. Esta regla es la primera descripción formal y matemática de la teoría de selección de familiares, la idea de que el grado en el cual estamos dispuestos a invertir nuestros recursos en otra persona depende, del grado de parentesco genético que compartamos con esa persona.

Pero el parentesco opera para ambos lados, según Strassman.

"Nuestros resultados indican también que la competencia entre parientes es un aspecto importante de los sistemas de familia humana. Los conflictos genéticos de interés ocurren incluso dentro de la familia. Esta competencia comienza antes del nacimiento, cuando los genes maternales asignan recursos estratégicamente entre las crías presentes y las futuras. La competencia se extiende durante la infancia mediante la rivalidad de hermanos y hermanas. En la madurez reproductiva los miembros de una familia compiten por los recursos necesarios para el apareamiento y el esfuerzo de crianza de hijos. Y, finalmente, en la vejez, los productores netos se tornan eventualmente en consumidores netos que compiten con otros miembros de la familia por la comida y la vivienda".

"La hipótesis de la abuela no toma en cuenta que las abuelas pueden necesitar ayuda ellas mismas no solo en los grupos como los Dogon sino en sociedades como la nuestra", agregó.
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